Anatomía de la enfermedad degenerativa del disco
Para entender mejor la enfermedad degenerativa del disco, es útil conocer la anatomía de su espalda. Su espalda, o su columna, está compuesta por muchas partes. Su espina dorsal, también llamada columna vertebral, le brinda apoyo y protección. Está compuesta por 25 vértebras (huesos). Están los discos, la causa del dolor en la enfermedad degenerativa del disco, entre cada una de las vértebras, que actúan como almohadillas o absorbentes de impactos. Cada disco está formado por una banda externa parecida a un neumático, llamada ánulo fibroso, y una sustancia interna gelatinosa llamada núcleo pulposo. Juntos, las vértebras y los discos proporcionan un túnel protector (el canal espinal) que alberga la médula espinal y los nervios espinales. Estos nervios corren por el centro de las vértebras y salen a varias partes del cuerpo.

Su espalda también tiene músculos, ligamentos, tendones y vasos sanguíneos. Los músculos son hebras de tejidos que actúan como la fuente de la fuerza para realizar los movimientos. Los ligamentos son las bandas fuertes y flexibles de tejido fibroso que mantienen unidos a los huesos, y los tendones conectan los músculos con las vértebras y los discos. Los vasos sanguíneos proveen nutrición. Estas partes trabajan en conjunto para ayudarlo a moverse y son esas mismas partes las que causan dolor en la enfermedad degenerativa de los discos.

La enfermedad degenerativa de los discos debilita la columna, lo que finalmente puede llevar a una hernia (abultamiento) o a una ruptura de disco. Cuando esto ocurre, el blando núcleo pulposo se escapa por uno o ambos lados, a través de una rajadura del ánulo fibroso. Este bulto puede comprimir un nervio. La cantidad de dolor asociada con la ruptura de una hernia de disco depende muchas veces de la cantidad de material que atraviese el ánulo fibroso, y de si comprime o no un nervio. Cualquiera de estas condiciones puede causar inflamación y dolor en la enfermedad degenerativa del disco.